El “subway baby” de Nueva York cumple 25 años

El “subway baby” de Nueva York cumple 25 años

Este verano se cumplen 25 años desde que un hombre, identificado como Danny Stewart, encontró a un bebé abandonado en una estación del metro de Nueva York. Aquel momento marcó un giro inesperado en su vida y en la de su pareja, Peter Mercurio, con quien terminaría adoptando al pequeño.

Hoy, ese bebé está cerca de cumplir 25 años y su historia sigue inspirando. El emotivo relato motivó a uno de sus padres, Mercurio, a escribir el libro “Allí: Encontramos a una familia en la estación de metro de Nueva York”, y a crear el cortometraje “18 Meses”, recientemente galardonado con dos premios en el festival Cannes Lions.

El cortometraje fue producido por Second Nurture, una organización dedicada a apoyar a familias adoptivas y de acogida, en la que Stewart forma parte de la junta directiva, según informó The New York Post.

“La gente en Nueva York puede identificarse con ese tipo de momentos que suceden en una fracción de segundo y que pueden cambiar el rumbo de su vida por completo”, explicó Mercurio en una entrevista con The Post, destacando por qué esta historia sigue tocando corazones, incluso después de más de dos décadas.

La historia del hallazgo

En agosto del año 2000, Danny Stewart, entonces de 34 años, perdió el tren expreso en la calle 110, cerca de su apartamento en Morningside Heights. Esa demora lo hizo llegar tarde a una cita para cenar con su pareja, Peter Mercurio, de 32 años.

Al llegar finalmente a la estación A/C/E de la calle 14 y cruzar el torniquete de salida, algo en el suelo llamó su atención: parecía una muñeca envuelta en una sudadera negra. Pero cuando una de las piernas se movió levemente, Stewart se dio cuenta de que era un bebé recién nacido.

Corrió escaleras arriba para llamar a la policía desde un teléfono público —en una época en que los celulares aún no eran comunes— y regresó rápidamente al andén para consolar al pequeño, que todavía tenía parte del cordón umbilical.

Las autoridades acudieron y se hicieron cargo del bebé. Sin embargo, para Stewart, la escena quedó grabada en su memoria.

—No podía dejar de pensar en él —confesó años después al Post.

El inesperado giro: la adopción

En un principio, Stewart no pensó en adoptar al bebé. Como trabajador social, tuvo que acudir a los tribunales para relatar lo sucedido y ayudar a las autoridades a probar que el menor había sido abandonado, lo que permitiría iniciar el proceso de encontrarle un hogar permanente.

Pero durante una audiencia, el juez le hizo una pregunta inesperada: “¿Estaría interesado en adoptarlo?” Sorprendido, Stewart respondió que sí.

Aunque al principio Mercurio tenía dudas, Stewart le aseguró que seguiría adelante con la adopción, con o sin él.

Para la Navidad de ese mismo año, el bebé ya estaba en casa con ellos. Lo llamaron Kevin, un nombre con profundo significado familiar: era el apodo que los padres de Mercurio habían planeado para un hijo que perdieron en 1967.

“Las viejas lágrimas de dolor ahora se mezclaron con nuevas lágrimas de alegría”, escribe Mercurio en su libro, al recordar el momento en que compartió la decisión con su familia.

Con el tiempo, Kevin se convirtió en el centro de sus vidas. Ambos padres lo describen como “un niño realmente fácil de criar”, lleno de ternura y serenidad, en el hogar que inesperadamente lo acogió.

La vida de Kevin hoy

Kevin asistió a la NYC Lab School for Collaborative Studies, en Chelsea, cerca de donde vive su familia. Más adelante se graduó en Swarthmore College, donde estudió informática y matemáticas.

Actualmente, se dedica al desarrollo de sitios web, consolidando su vida adulta con la misma calma y determinación con la que fue acogido años atrás.